Cataluña genera casi 4,5 millones de toneladas de residuos municipales que reciben tratamientos diversos, desde la selección hasta, en algunos casos, la eliminación. Pero la basura crece, en paralelo a la población, y no lo hace el territorio, de ahí que, si no se pone remedio, al final todo será un inmenso vertedero de residuos. Y lo que es peor, ese futuro no anda demasiado lejano. El análisis de la situación hecho por el Colegio de Ingenieros de Cataluña señala que para el año 2013 "puede haber un déficit de capacidad de tratamientos de residuos de aproximadamente dos millones de toneladas al año", residuos que se dividen en los de origen doméstico y los que se producen en las actividades comerciales e industriales de las ciudades.
La basura no puede seguir creciendo y ocupando espacio, de ahí que convenga, por supuesto, pensar en nuevos depósitos, pero sin perder de vista la oportunidad de la incineración, que hoy ya no presenta riesgos contaminantes como en el pasado (los filtros eliminan la emisión de toxinas) y, además, puede ser fuente de generación de energía.